Hoy tocaba ver la Acrópolis y a las 8 nos recogió el autobús. Al llegar a la Acrópolis, subimos unos 40 escalones rodeados de hermosos acebuches y llegamos arriba después de subir un sendero. A la entrada se sitúan los Propileos, que son una serie de columnas que son como el pórtico y después había dos dependencias que no existen; después vimos el resto de columnas, que están en restauración, y el resto de dependencias, como un teatro que está semiderruido y otro que ha sido restaurado y en el que se han dado recitales de ópera. Pero los 2 más importantes son el Partenón y el Erectión. Llevábamos la guía Michelin, y nos resultó de gran ayuda. Desde la Acrópolis se veían preciosas vistas de Atenas y el mar. Fuimos a ver los restos del templo del Zeus Olímpico y, aunque sólo quedan en pie 8 columnas, sirven para hacerse una idea de lo que llegó a ser. También vimos el Estadio Olímpico antiguo, restaurado por un griego rico en el siglo XIX. Es enorme y situado cerca de la Acrópolis.

Después volvimos al centro de Atenas, y llegamos a la plaza Sintagma, que está muy cerca de la Plaka, que es como el sitio comercial donde todas las casas venden y hay muchos restaurantes, y está llena de gente. Pero antes pasamos por la Catedral Ortodoxa, que es muy bonita y había un acto con militares y músicos esperando en la puerta. Cerca de la Plaka, encontramos un restaurante excepcional, llamado TouPsarra, en la calle Erechtheos, 16. Después de comer nos fuimos a descansar un rato al hotel y una vez descansados, vimos el cambio de guardia delante del Parlamento que resultó muy simpático y nos sentamos en el Café de Atenas a tomarnos un café. A continuación nos acercamos a la Iglesia Católica, que está cerca de nuestro hotel, y escuchamos los cantos y , al rato, al hotel a recogerse para ir a dormir.

En el mismo hotel de Atenas.