Relatos de viajes
Relatos de viajes por España, Francia, Italia, etc...Viaje a Grecia
Enviado por Antonio, el 25/08/2011Día 3: Atenas - Corinto - Epidauro - Micenas - Atenas
Resumen del día. Valoración de los lugares visitados ese día.
Hoy nos levantamos también temprano porque íbamos a Epidaurus y a Micenas.
El primer punto de destino fue Corinto, donde paramos para ver el canal que un el mar Egeo y el mar Jónico. Ya en tiempos de los romanos intentaron hacerlo, pero sólo consiguieron hacer un carril ancho de piedras por el que arrastraban a los barcos tirando. Vimos un trozo que aún permanece. El canal actualmente sorprende mucho, porque tiene 80 metros de profundidad, más de 6 km de largo, 6,20 metros de ancho y los barcos tardaban 1 hora y 20 minutos en pasar. Es totalmente sorprendente verlo desde arriba. Nos habló la guía de Esparta, de la dura educación para hombres y mujeres, de cómo despeñaban por la montaña a los niños con defectos,...Atenas era más culta y con métodos menos brutales. Durante el camino veíamos vistas preciosas del mar Egeo y las montañas que quedaban a sus orillas, restos de antiguos puertos, y capillitas que señalaban monastarios. Epidauro era una ciudad surgida como santuario de Asclepio, héroe y Dios de la medicina al que acudían todos los griegos para consultar su oráculo. Asclepio era hijo de Apolo, y según la mitología griega, sus restos fueron enterrados en Epidauro. El teatro de Epidauro, que fue lo que visitamos, era impresionante y hoy estaba especialmente interesante pues había alumnos representando obras de teatro. Es impresionante con sus 55 filas de asientos, forma semicircular y perfectamente conservados para la antigüedad que tienen (siglo V a.C.). Subimos hacia arriba y la vista era suprema.
Después, con el tiempo amenazante por la lluvia, seguimos hasta Micenas. Vimos en Namplia, en el camino, su impresionante castillo (902 escalones). Las ruinas de Micenas (llamada la rica en oro) se alzan en una colina rodeada por un arco montañoso. En el siglo XIX ya se conocía la supuesta tumba de Agamenón, que visitamos. Un alemán, Schlienann, descubrió un cementerio más adentro de la Puerta de los Leones, con 19 cuerpos que tenían adornos de oro. Aún siguen las excavaciones en el recinto de los restos de la ciudad amurallada. Después visitamos el Museo, que no contiene apenas piezas originales, ya que están en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Posteriormente, ya lloviendo, paramos a comer en el restaurante El Palacio de Agamenón, comida típica griega (mussaka y cordero asado), muy rico todo. Y emprendimos el camino de vuelta hacia Atenas, donde llegamos por la tarde ya con los comercios cerrados.
El primer punto de destino fue Corinto, donde paramos para ver el canal que un el mar Egeo y el mar Jónico. Ya en tiempos de los romanos intentaron hacerlo, pero sólo consiguieron hacer un carril ancho de piedras por el que arrastraban a los barcos tirando. Vimos un trozo que aún permanece. El canal actualmente sorprende mucho, porque tiene 80 metros de profundidad, más de 6 km de largo, 6,20 metros de ancho y los barcos tardaban 1 hora y 20 minutos en pasar. Es totalmente sorprendente verlo desde arriba. Nos habló la guía de Esparta, de la dura educación para hombres y mujeres, de cómo despeñaban por la montaña a los niños con defectos,...Atenas era más culta y con métodos menos brutales. Durante el camino veíamos vistas preciosas del mar Egeo y las montañas que quedaban a sus orillas, restos de antiguos puertos, y capillitas que señalaban monastarios. Epidauro era una ciudad surgida como santuario de Asclepio, héroe y Dios de la medicina al que acudían todos los griegos para consultar su oráculo. Asclepio era hijo de Apolo, y según la mitología griega, sus restos fueron enterrados en Epidauro. El teatro de Epidauro, que fue lo que visitamos, era impresionante y hoy estaba especialmente interesante pues había alumnos representando obras de teatro. Es impresionante con sus 55 filas de asientos, forma semicircular y perfectamente conservados para la antigüedad que tienen (siglo V a.C.). Subimos hacia arriba y la vista era suprema.
Después, con el tiempo amenazante por la lluvia, seguimos hasta Micenas. Vimos en Namplia, en el camino, su impresionante castillo (902 escalones). Las ruinas de Micenas (llamada la rica en oro) se alzan en una colina rodeada por un arco montañoso. En el siglo XIX ya se conocía la supuesta tumba de Agamenón, que visitamos. Un alemán, Schlienann, descubrió un cementerio más adentro de la Puerta de los Leones, con 19 cuerpos que tenían adornos de oro. Aún siguen las excavaciones en el recinto de los restos de la ciudad amurallada. Después visitamos el Museo, que no contiene apenas piezas originales, ya que están en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Posteriormente, ya lloviendo, paramos a comer en el restaurante El Palacio de Agamenón, comida típica griega (mussaka y cordero asado), muy rico todo. Y emprendimos el camino de vuelta hacia Atenas, donde llegamos por la tarde ya con los comercios cerrados.

Dormimos en el mismo hotel que las noches anteriores.