LLegar a una de la que todos los viajeros que han pasado por ella consideran como la ciudad más hermosa de Noruega, de Europa y quizás del mundo, no ofrece ninguna dificultad. Perfectamente comunicada por tierra, mar y aire, la casi milenaria Bergen espera serena, mostrando como carta de presentación el inconfundible perfil de Bryggen, el muelle hanseático, junto a la bahía de Vagen. 

Noruega es sus fiordos. Excavados a lo largo de milenios, seguramente de millones de años, por glaciares pacientes entre montañas cuya base se ancla en lo hondo de cada canal, los fiordos se convierten en valles en los que penetra el agua del mar hasta convertir la costa occidental noruega en un mapa herido de norte a sur.

59º 55’ Norte. Atento, porque cuando llegues a esta latitud, estarás a punto de toparte con Oslo. Estarás entrando en la capital de Noruega. Municipio y provincia a la vez, su población no supera los 700000 habitantes. Es por tanto abarcable y humana, dispuesta a recibir a un visitante en busca de restos del pasado, de la ciudad contemporánea, de arte, compras y diversión en una extensión que te abrumará.

A medida que nos vamos adentrando en el gran norte, las leyes de la naturaleza parecen trastocarse. El sol insiste en mantenerse ahí, suspendido sobre el horizonte, iluminando una noche sin noche. Así es Noruega.