Si por algo es famosa esta ciudad alemana es por la belleza de su puerto, de más de ochocientos años de antigüedad. Gracias a ser el segundo mayor de Europa, Hamburgo recibe el nombre de Puerto del Mundo. 

Cuando llega el verano y el buen tiempo la Alemania más romántica adquiere un tono y un encanto especial. El largo invierno se despide del estado de Renania-Palatinado al sureste del país dando paso a un clima mucho más generoso y acogedor. El final de la primavera y el verano son, por tanto, la mejor época del año para viajar y descubrir las maravillas que nos ofrece la zona del Alto Valle del Rin Central, declarada Patrimonio Universal por la UNESCO, aunque también con los colores del otoño el valle del Rin adquiere una tonalidad maravillosa.

Cuando los romanos bautizaron este extremo suroccidental de Alemania como Populus Nigra lo hicieron inspirados por un temor casi reverencial a la oscuridad que la frondosidad de montes y bosques provocaba en los caminos. 

El Rey Loco. Así se conoce a Luis II de Baviera, aunque son muchos los historiadores que coinciden en que su demencia no iba más allá de un carácter excéntrico y dado a la melancolía. En cualquier caso, el nacido como Luis de Bittelsbach vino al mundo en un tiempo que no sintió como suyo y la amargura lo condujo al estado de tristeza y huída que marcaron su vida y su muerte.

Los muniqueses no se dejan abatir por la melancolía propia del final del verano. Para ellos, el comienzo del otoño no es sino la excusa perfecta para celebrar la mayor fiesta conocida en territorio alemán y una de las más visitadas por turistas de todo el mundo.