Luxemburgo es la capital del Gran Ducado de Luxemburgo, el séptimo país más pequeño de Europa con un área de 2.586 kilómetros cuadrados. Sin embargo el popular dicho los mejores perfumes se venden en frascos pequeños se puede aplicar a la perfección a esta ciudad situada al sur del Ducado. Convertida en un importante centro económico y financiero es a la vez sede de importantes instituciones de la Unión Europea como el Tribunal Europeo de Justicia, el Tribunal de Cuentas Europeo y el Banco Europeo de Inversiones. En un día en Luxemburgo hay mucho para descubrir.

El casco histórico de la ciudad, enmarcado entre los valles de los ríos Alzette y Pétrusse, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. Tal distinción fue atribuida principalmente gracias a las Casemates del Bock. Se trata de la atracción más peculiar de la ciudad luxemburguesa, un inmenso laberinto excavado directamente en el promontorio rocoso que domina la ciudad, el Bock. Construidos en 1644, están compuestos de kilómetros de túneles subterráneos y cavernas que alcanzan los 40 metros de profundidad. En la actualidad, de marzo hasta octubre, se pueden visitar 17 kilómetros de lo que sin duda fue un gran sistema defensivo. Desde sus ventanas las vistas de la ciudad son espectaculares.

Continuando la visita, uno de los edificios más importantes que se encuentra en Luxemburgo es el Gran Palacio Ducal, un majestuoso edificio que data del S.XVI y que se encuentra muy próximo a la Plaza Guillermo II. Es la residencia oficial del Gran Duque, Enrique de Luxemburgo, y su interior tan solo se puede visitar durante el verano previa solicitud a la Oficina de Turismo. A pesar de ello merece igualmente la pena acudir para admirar su hermosa fachada de estilo flamenco y conocer la guardia oficial que custodia el Palacio. Pegado al Palacio se encuentran la Cámara de los Diputados y el Ayuntamiento luxemburgués, que se pueden visitar en unos cuantos pasos.

El edificio religioso más importante de la ciudad es la Catedral de Santa María. Combina el estilo Gótico tardío con ciertos detalles renacentistas así como barrocos. Sus afiladas agujas la hacen visible desde cualquier punto de la ciudad. Además en su interior luce impresionantes vidrieras. La Iglesia de la Trinidad, situada junto a la coqueta y estrecha calle de la Congrégation, es también digna de visita.

En Luxemburgo también se encuentra el que dicen ser como el balcón más hermoso de Europa, el Paseo de la Corniche. Un paseo peatonal a través del que descubrir un paisaje espectacular, bonitos jardines así como diferentes vestigios históricos. La panorámica que ofrece sobre el valle y la ciudad baja del Grund es fabulosa. Quienes después de este paseo, que se puede realizar tanto de noche como de día, tengan ganas de pasar más tiempo entre naturaleza, no tienen más que dirigirse al Jardín Público de Luxemburgo. Otro gran atractivo de la ciudad son sus hermosas plazas. Entre todas ellas destaca la Plaza del Teatro, con un conjunto escultórico en su parte central muy original y divertido. Seis figuras de tamaño real recrean escenas teatrales buscando la interacción con el visitante.

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