Eslovaquia es un país con mucho encanto capaz de contentar a visitantes del perfil más variado. Es, por ejemplo, el destino ideal para quien busque unas vacaciones en relajantes aguas termales. Uno de los balnearios más antiguos y de mayor fama, puesto que fue frecuentado por la emperatriz Sisí, es el de Bardejovské Kúpele situados a 5 kilómetros de la encantadora ciudad de Bardejov.

La orografía de Eslovaquia está compuesta por abundantes colinas y cadenas montañosas entre las que destacan, como parte de los Cárpatos Occidentales a lo largo de la frontera con Polonia, los Altos Tatras. Formados por granito y piedras cristalinas llegan a alcanzar  en el pico Kriván los 2.500 metros de altitud.  Conocidos como los Alpes en Miniatura, este maravilloso paisaje se compone de picos, glaciares, lagos y cuevas,  como las de Belianska Jaskyna por los que habitan especies protegidas como la gamuza.

No le faltan tampoco ciudades con encanto como Kosice, capital de Eslovaquia Oriental y centro económico y científico del país. La catedral de Santa Isabel, de estilo gótico, preside el centro de esta ciudad en torno a la que se puede visitar la capilla de San Miguel o el Teatro Estatal. Los Palacios de Jakab, Andrássy y Forgách, sinagogas e iglesias evangelistas y ortodoxas completan la oferta de esta colorida y hermosa ciudad.

Al sur de Eslovaquia se puede visitar la ciudad de Banská Štiavnica, una de las más importantes ciudades de tradición minera de Eslovaquia. En ella se pueden visitar dos castillos con mucha historia y situados uno enfrente del otro: el Castillo Viejo, o Starý zámok y el l Castillo Nuevo o Nový zámok. En su centro histórico impresiona la Plaza de la Santísima Trinidad con un conjunto de estatuas, en su parte central, que recuerdan la peste; la Plaza del Ayuntamiento o la Iglesia de Santa Catalina. En la colina de Scharfenberg, a las afueras de la ciudad, se encuentra un Calvario que merece la pena visitar.

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