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El Valle del Loira abarca cerca de 280 km, así que si te dispones a visitarlo, o bien le dedicas una buena parte de tus vacaciones, o bien haces una selección de los castillos que deseas conocer en cada momento.

Da igual qué sección del río elijas. Cualquiera de los 19 castillos que lo bordean va a satisfacer tus expectativas. Todos ellos representan perfectamente el momento histórico en que se construyeron y sus posteriores reformas sirven como testigos vivos de la evolución social y sobre todo política de Francia.
Podemos dedicar este espacio a algunos de ellos.
Para conocer el que llaman castillo más antiguo de Francia hay que recalar en Montbazon. Este es un pequeño y como todos los de la zona, engalanado pueblo, junto al Indre y cercano a Tours, dominado desde lo alto por el Torreón del Halcón Negro, que a principios del siglo XII mandó construir el violento y temible Fulco el Negro, uno de los señores feudales más poderosos de la historia gala.  
Actualmente se encuentra en proceso de restauración, pero merece la pena acercarse para conocer una construcción radicalmente diferente de todas las que flanquean el Loira.

Después de deshacernos del impacto causado por el Halcón Negro y sus sangrientos lances, podemos dirigirnos a Azay le Rideau. A lo largo de 30 kilómetros atravesarás pueblos cuyo aspecto recuerda a alguno de los cuadros impresionistas de Renoir o Monet. Incluso podrás cruzarte en algún momento con uno de esos personajes que han alimentado el tópico francés.
El tesorero de Francisco I, Gilles Berthelot fue quien comenzó a construir Azay le Rideau , aunque su caída en desgracia no le permitió verlo terminado. Recién llegado a la nobleza, planeó un edificio en el que se mezclaron estilos italiano y francés. Lo levantó sobre el mismo río Indre. No es el castillo más grande, pero si muestra detalles notables como su escalera central o elementos escultóricos de calidad. Honoré de Balzac fue un declarado admirador de este edificio al que comparó con un diamante.
A muy poca distancia te vas a encontrar con otro Chateau renacentista, Villandry, construido por otro de los asistentes de Francisco I en 1536, monarca que evidentemente se mostraba generoso con los suyos. Pero fue un español quien el siglo pasado devolvió a Villandry, y sobre todo a sus jardines, el brillo perdido. Asistido por paisajistas, también españoles, diseñó las cuatro áreas de unos jardines en los que se juega con fastuosas combinaciones de color y texturas y en los que no te extrañarías de encontrar al mismo Francisco I entre los parterres.

Tendrás que recorrer entre 40 y 60 kilómetros para llegar a Amboise. Este sí es un castillo real. La ciudad medieval, excelentemente conservada, alberga aquí, junto al Loira el suntuoso castillo de Amboise. El interior hace honor a su condición de residencia real y exhibe el lujo en el que los soberanos acostumbraban a desenvolverse. 
La pequeña capilla, en el jardín de Palacio, en la que está enterrado Leonardo da Vinci es, incluso más que el castillo, centro donde el viajero venera al que muchos consideran el más grande de los talentos. Leonardo murió aquí tres años después de que el rey Francisco I lo invitara a Amboise. A lo largo de los senderos que circundan y atraviesan el recinto se han instalado reproducciones de algunos de sus ingenios, que no hacen sino ratificarnos en su consideración de hombre excepcional.

Si puedes, asiste a alguna de las representaciones históricas que se celebran a determinadas horas. Son reveladoras sobre la forma de vida de los nobles durante el Renacimiento.
Sólo hemos visto cuatro de los diecinueve castillos. Busca tiempo, viajero y atraviésalo en el Loira. Podemos asegurarte que el tiempo, junto a este río, se detuvo.

Temas: castillos Loira