Siena es sin duda una ciudad para caminar, un día quizá pueda ser suficiente para algunos turistas con prisa para verlo todo pero, el disfrute de esta ciudad requiere al menos dos días.

Siena en su momento rivalizó con Florencia, por su belleza, su arquitectura, su arte y su vida, declarándose comuna libre en el siglo XII. La explotación de las minas de alambre, material muy utilizado para el tratamiento de las lanas, le proporcionó grandes beneficios a la ciudad, que dieron origen a los magníficos edificios que la distinguen de otra ciudad cualquiera. Durante el siglo XIII conoce uno de sus mejores momentos, se inicia la construcción de la Catedral y del Palacio Municipal surgiendo asimismo la escuela de pintura de Siena que crea un estilo de pintura gótica propio.

La ventaja principal de Siena es que puedes callejear de arriba a abajo, sus áreas peatonales medievales lo permiten e incluso lo aconsejan.

El comienzo de esta visita puede realizarse desde la estación de autobuses, es un medio de alcanzar la ciudad recomendable pues existen conexiones con las principales ciudades italianas y, apenas hay dos kilómetros entre la estación y Siena.

Aunque existen muchos recorridos en las guías turísticas, sin duda lo mejor es perderse por su ambiente de ciudad rústica, donde los comercios y sus escaparates, los edificios y las plazas te muestran no sólo arquitectura, también vida.

De cualquier modo y, sin tener en cuenta los días de que dispones para Siena ni si lo caminas o no, es imprescindible deleitarse con Il Campo (Plaza del Campo), es el corazón de la ciudad pero ante todo un hermosísimo lugar. Sorprende al viajero su trazado y el desnivel existente entre  la parte superior y la del Ayuntamiento.

El suelo de esta plaza desprende alegría, quizá por su pavimento palpitante pero también porque está rodeada de cafés, restaurantes y edificios históricos. La plaza tiene una forma curiosa que recuerda a un abanico desplegado; originalmente era el foro romano, posteriormente, albergó el principal mercado de Siena.

Se recomienda para disfrutar de Il Campo comprar un pedazo (o más) de pizza y sentarse en cualquier lugar para contemplar tranquilamente el conjunto de hermosos edificios que forman esta plaza. Para rematar la comida o, a media tarde, debe probarse el Panforte, un exquisito dulce típico de Siena, elaborado con miel, almendras y frutas secas; es excelente, sobre todo si se acompaña con un buen café o un vaso de vino.

Palazzo Pubblico (Palacio Público): una de las muestras más bonitas del gótico civil, en su construcción se empleó travertino en la parte baja y ladrillo en la superior; sin embargo este palacio destaca sobre todo por la Torre del Mangia con un campanario al que se puede acceder, eso sí, tras superar un buen número de escaleras. Las vistas panorámicas desde el campanario son impresionantes, aunque deben abstenerse aquellas personas que sufran de vértigo.

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