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Lugares turísticos de España, Francia, Italia, etc...Lucerna, ciudad de cuento
Artículo sobre Suiza, enviado por Alma Camacho y publicado el 22/05/2012Casi en el mismo centro de Suiza. Ahí está la medieval Lucerna y ahí vas a divisar por primera vez el característico perfil de esta inimitable ciudad.
Reflejada en el Lago de los Cuatro Cantones y bajo la atenta vigilancia del Pilatus, el Rigi y el Starserhorn, los picos alpinos más próximos, la primera, y mil veces repetida por hermosa, imagen que te sacude la retina es la de un puente de madera.
Intentarás asegurarte de que no hay ningún vigía armado en la Wasserturm, la sugerente Torre del Agua, que se alza en la sección central del puente y que ha servido a la ciudad con variados usos, incluido el que parece evidente, como torre de vigilancia. Esa es la sensación que te causa este Kapellbrüke sobre el Reuss, la de un elemento fuera de su tiempo. De madera, cubierto y decorado con pinturas narrativas relativas a la historia lucernense, este puente construido en el año 1365, sacudido por el fuego en al menos dos ocasiones, sirve de nexo entre las dos Lucernas: la vieja y la nueva.
A Lucerna se la considera la ciudad más hermosa de Helvetia. Poseedora de una pujante burguesía, la historia nos ha ido dejando testigos mudos de esa riqueza en las fachadas de un entramado urbano elegante y opulento.
En la arquitectura civil, la del Ayuntamiento o del Gobierno Cantonal, predomina el estilo renacentista, con algún que otro elemento italianizante. Aún te puedes encaramar hasta la muralla Museggmauer y sus nueve torres y recorrerla como otros lo hicieron hace siglos.
Vete de plaza en plaza, es un quehacer gratificante ir descubriendo las fachadas decoradas y los trampantojos de algunos edificios, tan del gusto bávaro y austriaco. De la Plaza del Ciervo, a la del Vino y después a la de los Molinos, irás desentrañando los secretos de Lucerna. A partir de la última puedes acceder al romántico Puente de los Molinos. También de madera, también techado y con una capilla sencilla, data del año 1408.
Si de Berna resulta llamativa la escasez de iglesias, al menos con valor artístico, en Lucerna tal cosa no ocurre. Los espigados campanarios que junto con aristocráticos edificios jalonan la orilla del lago, pertenecen la la Hofkirche, lugar de culto del convento de San Leodegardo y una de las estampas más representativas de la ciudad. Jesuitas y franciscanos también dejaron sus particulares sellos, cada uno según su concepto de la liturgia.
La intervención suiza en la Revolución Francesa, en el asalto a Las Tullerías, se conmemora tallando en la roca el llamado León Herido de Lucerna, conmovedor y dramático homenaje a los caídos en aquel lance. Es uno de esos monumentos singulares en los que la foto es indispensable.
En Lucerna se suceden las efemérides culturales. Especialmente la música hace vibrar a sus habitantes en varios festivales a lo largo del año. El estilo es lo de menos, ya que se le dedica espacio tanto a la música clásica como al jazz o al blues.
Si tu visita coincide con el Carnaval, asistirás a un espectáculo de máscaras y sátira al estilo centroeuropeo, discreto y sin grandes estridencias.
Compra sin pudor, el comercio en el casco antiguo de Lucerna es variopinto y será difícil que no encuentres algo que te agrade. Prueba a buscar un reloj. Si en algún lugar puedes hallar uno de auténtico prestigio, es aquí.
La situación geográfica de Lucerna es incomparable. No sólo goza del reflejo del lago, por el que puedes navegar a bordo de barcos de vapor, sino que Los Alpes están al lado mismo. Puedes hacer excursiones en ferrocarril y acercarte a sus crestas.
Disfruta en fin de lo que Alejandro Dumas definió como una perla hermosa. De lo que te hemos contado y de lo que se nos escapó.