Más allá del turismo portugués que te arrastra al Algarve o a Lisboa, está Oporto. Esta pequeña ciudad situada en la desembocadura del Duero otorga el origen del topónimo de Portugal , pues fue el nombre  que los romanos le dieron al puerto que construyeron en ella, Portus Cale.

Oporto fue en el siglo XIV y XV, al igual que el resto de Portugal, el centro europeo del comercio marítimo, y sus puertos vivieron una época de fuerte dinamismo. En Oporto se desarrolló una gran actividad marítima y comercial que le puso a la cabeza de la industria de construcción de buques portugueses.

El siglo XVIII fue la otra época dorada de Oporto, la ciudad experimentó un cambio colosal llenándose de preciosos edificios neoclásicos y barrocos que hoy se pueden admirar. Son edificios cubiertos de granito y de ornamentos monumentales que le imprimen una grandeza propia de la pujanza económica derivada, en estos años, a un desarrollo de la industria asociada a los famosos vinos de Oporto.

Esta ciudad siempre se ha distinguido por su lucha a favor de los derechos civiles, obteniendo una fama así de ciudad liberal y progresista, en contraposición con la noble y más conversadora Lisboa.

En 1890 se construyó el puerto de Leixoes que impulsó el crecimiento económico de Oporto y con la República, en el siglo XX, la ciudad se transformó con una de las construcciones características de esta época, la Avenida de los Aliados.

La historia de Oporto ha dado origen a una ciudad trabajadora y acogedora, cruzada por callejuelas de piedra y empinadas que, aconsejan al viajero tomar uno de sus tradicionales tranvías permitiendo así gozar del entorno desde un cómodo asiento sin romperse los tobillos.

Oporto es una ciudad con edificios coloridos, con su puerto, sus empedradas calles y grandes avenidas que exigen una visita pausada de forma casi obligada. Aprovechando esta circunstancia, se recomienda visitar la librería Lello e Irmao, situada cerca de la Torre de los Clérigos y que está considerada como una de las librerías más bellas de Europa. Se trata de un edificio de estilo neogótico construido en 1906, en su interior se pueden observar multitud de detalles antiguos consiguiendo otorgar a este espacio un ambiente que te transporta cien años atrás. Contiene enormes estanterías de maderas repletas de libros y una espectacular escalera de madera labrada; la vidriera del techo proyecta luz natural otorgando a la librería un ambiente hermosísimo que ha sido utilizado como escenario para rodar algunas películas de Harry Potter.

Se aconseja cruzar el Puente de Dom Luis I, admirar el Duero y, en Vilanova de Gaia recorrer bodegas como Ferreira que al estar abierta al visitante permite un paseo agradable por el interior de un antiguo convento conociendo los secretos del vino de Oporto.

Pero además Oporto es el destino del buen comer; imprescindible el bacallao, pescado que admite muchas recetas y plato en el que los portugueses son unos verdaderos expertos, regado convinho (existen muchas variedades pero el Oporto y el vihno verde son quizá los más conocidos). A media tarde, puede hacerse una parada para probar su excelente café y acompañarlo con un pastel, arte que también se domina en este país, eso sí, absténganse personas a las que el azúcar no les entusiasme pues los portugueses para esto son muy derrochones.

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